EL ERROR

EL ERROR

En el imaginario colectivo, social, el concepto de error es sinónimo de fracaso. Es por ello que la sociedad dirige sus esfuerzos formativos al éxito. Se nos exige ser los mejores, hagamos lo que hagamos. Para alcanzar el anhelado reconocimiento debemos ser exitosos y ser exitoso desde luego-desde esta perspectiva-es la antítesis del fracaso. El criterio determinista de la sociedad es claro: tienes dinero, poder, fama…entonces eres exitoso porque no te has equivocado, no has errado, has acertado y por lo tanto eres digno del titulo honorifico «triunfador» y ejemplo a seguir. No obstante aquellos que son definidos como exitosos[ definidos como exitosos bajo criterios arbitrarios, tales como: dinero, poder, estatus social, reconocimiento], y ejemplos a seguir, ven el fracaso como una fuente valiosa de aprendizaje. Ellos ven el error-fracaso- como una oportunidad de crecimiento, de ampliar perspectiva y de ponerse a prueba, interpretan el error ( fracaso) como una parte importante, tal vez la que más, para conseguir lo anhelado. Sin duda alguna esta forma de ver el fracaso es uno de los principios principales en su forma de afrontar los retos. Seguro te suena la frase, de Thomas Alva Edison que dice: «No he fracasado. Sólo he encontrado 10.000 formas que no funcionan» <<lo curioso de esta frase, es que la cifra de errores ( formas) varían según las fuentes, para algunos 1000, otros 999>> este recordatorio de un exitoso nos dice que para alcanzar un resultado se debe antes superar muchos obstáculos.

La sociedad hace todos los esfuerzos por apoyar la creencia de que errar es de fracasados. Si te equivocas, lo mejor es que te guardes a buen recaudo esa cagada. Con tal panorama, lo lógico, no puede ser de otra manera, es que al cometer un error, equivocación, la persona que erra se sienta como un bicho raro y baje la cabeza como el avestruz para evitar la censura, escarnio social. Quien se equivoca tiene más miedo a la burla de los otros que a reconocer su error.

y esta dicotomía conceptual: imitar a los exitosos-que aprenden del fracaso- y a evitar el error a toda costa, se exige al parroquiano que ore en latín y lleve la bandeja y cáliz al sacristán sin fallo alguno. No la ponen fáciles.

Esta doble corriente de mentalidad acerca del fracaso: erro y aprendo o evito el error a toda costa me invita a reflexionar.

¿Es el éxito la sumatoria de las diferentes lecciones derivadas de los errores? ¿Es el éxito la pieza que completa el puzle del triunfo?

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