El talón de Aquiles de los médicos: la ignorancia financiera

El talón de Aquiles de los médicos: la ignorancia financiera. 

El artículo 6, 1. °, consuma claridad, dispone que «la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento». No hay excusas para cumplir las leyes. La Carta Magna es clara en el cumplimiento obligado de la legislación. Todo ciudadano que incumpla una ley por imprudencia o desconocimiento recibirá una sanción según ésta estipulada. La ignorancia no es excusa para violar las leyes. Este paradigma, si lo extrapolamos a la educación financiera de los médicos, crearía un enorme agujero de confusión y angustia. No en vano la ignorancia financiera puede considerarse el tendón de Aquiles de los médicos. La historia de Aquiles nos viene como anillo al dedo a la hora de establecer elementos comparativos en el desenlace final desdichado del que desconoce su punto vulnerable. Aquiles, hijo de la ninfa Tetis y de Peleo, nació en Ftia, ciudad de Tesalia. Su madre descendió a los infiernos para hacerlo invulnerable y para ello lo sumergió en las aguas de la laguna y, agarrándolo de los talones, lo jodió por los talones. Muchos de los médicos nos creemos invulnerables puesto que el colectivo de la sociedad ha vendido la idea de que el médico es un profesional que gana mucho dinero. El ego inflado del galeno no ayuda a la hora de reconocer lo muy vulnerables que somos los sanitarios a la hora de conocer lo mínimo de educación financiera. La ignorancia financiera en España se sitúa en torno al 50 %; el analfabetismo financiero es mayor en la población mayor. La periodista Olga R. Sanmartín nos dice en su artículo El agujero de educación financiera en España, que «Muchos alumnos creen que el dinero que te presta el banco no hay que devolverlo ni comprenden que hay que seguir pagando el préstamo que pediste para montar un negocio, aunque éste no fue bien y tuviste que cerrarlo». Tampoco entienden los desahucios o el endeudamiento, ni tienen claro el tema de la bolsa o las inversiones». Este hecho muestra un problema muy importante al que no le prestamos la suficiente atención, la falta de educación financiera. Un problema tan importante y no solucionado es un terreno pantanoso y resbaladizo que acaba en un precipicio sin fondo. Un campanazo de alerta debería despertarnos del letargo, la inercia y la dejadez por formarnos o aprender de finanzas. Deberíamos abocarnos a un cambio en el manejo de los asuntos financieros, y desde mi punto de vista, todo comienza por un itinerario formativo que incluya el manejo de las finanzas. El joven aspirante a médico no tiene un horizonte de esperanza; la situación de analfabetismo financiero no mejora durante la educación universitaria, por lo que finalmente el licenciado médico se gradua de ignorante financiero, tras 6 años de estudio. Para más inri, la historia continua, se repite-sin cambio alguno-durante la formación especializada (la residencia médica), y sigue inmutable al paso del tiempo durante la vida útil del matasano. El reconocimiento de la sociedad a la noble labor médica es la ilusión que teje el manto de protección, bien intencionado, a un hijo admirado. No obstante, como Tetis a Aquiles nos deja en un paraíso de ignorantiam extremus financiera, de tal forma que los médicos hemos creído, creemos y seguiremos creyendo en que nuestro trabajo es de reconocimiento y no de inteligencia financiera…

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